La única fotografía de la banda que circula hoy es la misma que enviaron en los promocionales de prensa para su disco debut de 1992 “Quique”, así que la reedición del mismo con el subtítulo “redux edition” en CD y ahora en super de lujo vinil, sirve para repensar este álbum en su actualidad , como si 16 años no hubieran pasado. Los de Brighton, Inglaterra siguen siendo tan conmocionantes, actuales, y sobre todo tan únicos como cuando apareció aquel album, y su única foto disponible, aquella en blanco y negro de tres miembros con un espejo que muestra a un cuarto integrante de frente, vuelve a las páginas de las revistas y en la internet, devolviéndonos la confusón sobre quiénes hacían esa música, mezcla de guitarras procesadas digitalmente, ritmos industriales y un dub reverberante.
Seefeel sufrió en sus días una especie de admiración que, sin embargo, los confinó a las rarezas de su tiempo, sobre todo porque su primer álbum, coincidió con el “Loveless” de My Bloody Valentine, “Screamadelica” de Primal Scream y “Nevermind” de Nirvana. Esos tres discos coparon el amanecer de los noventa y aunque el “Quique” fue muy bien recibido, siempre se relegó al lugar en donde las bellezas únicas, deberían de esperar en un renacer de esos intereses retroactivos, cuando el hoy no da para más, y en este 2008, “Quique Redux” está cumpliendo lo dicho.
Mark Clifford y sus compinches han lanzado su primer larga duración con un disco agregado, en donde se ofrecen tomas y versiones de las grabaciones originales, intentando y logrando atraer las atenciones que no se dieron en sus días.
“Quique” es un disco que podría calificarse como la última intención rock en un mundo de música electrónica. Clifford utiliza la guitarra ahí como un generador de frecuencias y trabajando la repetición de bucles en un software primitivo, logra hacer que esta guitarra desaparezca como tal, para convertirse en un caleidoscopio de planos, mientras una batería programada, con ritmos metálicos pero luminosos, da pie a un bajo dubero, muy mínimo, todo esto salpicado por momentos de voces femeninas entre lo etéreo y lo concreto; “Quique” es un disco curiosamente grabado en una cinta de casette en 4 tracks que a la gente de Too Pure le encantó y a los de Warp más, instando a Clifford a respetar las mezclas que salieron de ese aparato hoy tan superado por el multitrack digital.
El problema de Seefeel es que fue víctima de las apreciaciones reduccionistas, que los confundieron como una más de las aproximcaciones a “My Bloody Valentine” o, por otro lado, que se quedaron sólo en la admiración que Clifford profesaba por los Cocteau Twins. Después de la aparición de “Quique” en la marca Too Pure, y ante la mala comprensión de sus intentos, Clifford muda Seefeel hacia una veta más individual y al ámbito de Warp Records, en donde encontrará el apoyo de gente como Aphex Twin, y relativos, para lograr un segundo álbum llamado “Succour”, una aproximación menos obvia y en todo caso más ad hoc para el sonido Warp que va a invadir el mercado de la “otra” música electrónica a nivel mundial en los noventa. “Succour” es un disco de pe a pa, críptico, poblado de los fantasmas sonoros de Clifford, alejándose de la ingenuidad brillante de “Quique” para sobreponer más bien una rarificación –metafóricamente hablando– química, del asunto.
Lo curioso es que lo cándido de “Quique” al ser mal interpretado, da paso a la oscuridad de “Succour” que por lo mismo sumerge más a Seefeel en el anonimato, rescatado sólo por animosos fans en el mundo que se encargan de instar a algunos conciertos en vivo en Europa, vendidos hasta el último lugar disponible, el amor de ciertos críticos incuestionables, pero nada más. “Succour” no es precisamente uno de los discos más vendidos de Warp, aunque la gente del sello sí considera a Seefeel como parte de su joyero.
Después de “Succour”, Seefeel desaparece prácticamente como grupo, no es sino por Richard D. James que editan primero en Warp, Pure/Impure con los remixes que el mismo Aphex Twin le hace al grupo, y después el otro mini-album “CH. Vox”, que ya se edita en el propio sello del gemelo afectado. A pesar de que podemos encontrar el grueso del estilo y el talento de Clifford en estos dos siguientes trabajos, lo cierto es que “Quique” y “Succour” concentran lo esencial del proyecto que para esos días es sólo Clifford y sus delirios. Pero para Mark la cosa no quedaba ahí, y aunque Seefeel se esfumaba , un día le llaman los mismísimos Cocteau Twins y lo invitan a pasar por su casa. Ahí le muestran un stock con las cintas multipistas originales de los discos del grupo y le invitan a elegir las que quisiera para hacer un disco de remezclas de sus ídolos.
“Otherness”, es el título de este EP que aparece bajo el nombre de Cocteau Twins, y con el que Mark Clifford se convierte finalmente en un nombre esencial de la electrónica inglesa. En clave Seefeel, Clifford remezcla ahí cuatro títulos clásicos de los gemelos Cocteau: “Feet Like Fins”, “Seekers Who Are Lovers”, “Violaine” y “Cherry-Coloured Funk”. El disco desplaza toda la visión colorida de los Cocteau y la sustituye por un intenso despliegue de capas de guitarra, ritmos a la usanza jamaiquina y una aproximación más deconstructiva de la voz de Elizabeth Frazer. En otras palabras, Clifford puede hacer suyos a sus héroes y estos le dejan espacio para la creación propia.
Algunas apariciones en televisión de estas versiones con los Cocteau Twins le dan el espaldarazo a la carrera de Clifford, que con ello logra que Seefeel acumule puntos y se coloquen de alguna forma en el mismo nivel que sus influencias. Pero el fin de los años noventa y el inicio de la nueva década, colocarán a Seefeel lejos del interés de los nuevos oídos, y Clifford se dirige hacia la oscuridad y experimentación extrema de su proyecto Disjecta, con el que edita algunos álbumes y sencillos que no tienen ni la promoción ni la referencia de Seefeel.
En los primeros años de la década del dos mil, Mark Clifford intenta iniciar un sello disquero al que titula en referencia a un tema de Seefeel, Polyfusia. Pero Polyfusia no logra más que editar un sencillo de los reconocidos compositores de electrónica post industrial deconstructivista Autechre, justamente versionando uno de los temas de Seefeel. Autechre son uno de los niños consentidos de Warp Records, quienes unos años más tarde, al iniciase los proyectos del festival inglés All Tomorrow Parties, hacen la curaduría de una de las versiones e invitan a Mark Clifford a presentarse en vivo, a pesar de su rechazo inicial. Por cierto, el intento quería que fuera una aparición de Seefeel, pero fue imposible convencerlo de reunir a la banda para la ocasión.
La admiración de grandes nombres de la escena electrónica y post rock de los últimos años por Seefeel, ha instado finalmente a Too Pure a reeditar “Quique” de nuevo , y ha sido recibido por la prensa, las tiendas especializadas y los fans con mucha alegría, todos ellos recalcando que Seefeel siempre ha permanecido en sus corazones e indicando la vía a seguir para los nuevos escuchas. “Quique” no deja de sonar interesante, es un disco que se hizo con los elementos tecnológicos que luego despuntaron en los noventa, bucles o loops incisivos, replanteamientos “arty” de ritmos bailables, ambientes abstractos y melodías someras. Tiene un regusto artesanal y a la vez intemporal. Está trabajado con cierta estética electroacústica pobre y ha sido comparado siempre con el seminal trabajo de los alemanes Neu! de los años setenta.
“Quique” fue ignorado en sus días pero, era obvio, hay cosas que suenan nuevas que rápidamente se hunden y otras que parecen como reflujo de otros días que tienen que esperar pacientemente para ser reincorporados a la “historia” del mercado; cuando “Quique” apareció, desde los ensanchamientos de los bajos y las baterías del hip-hop hasta las técnicas del break beat en el house de la época, habían “evolucionado” las sonoridades y por ende los escuchas estaban acostumbrados ya a otros estándares. “Quique” sonaba como un proto techno, un dub desprendido del Metal Box de PIL, que no se decidía entre la fuerza del martillo sobre metal que esperaban los “industrialistas”, ni sobre el miasma florido de quienes los querían ver como uno más de los epígonos del “shoegaze”. Su sutileza consistía en que no importaba tanto cómo eran generados esos sonidos, sino que enfatizaban que el resultado era diferente porque el método elegido era totalmente funcional para ello.
Los temas están titulados con ese afán más bien documental del proceso que sobre una narrativa sobre el resultado: “Climatic Phase #3”, “Polyfusion”, “More Like Space”, “Signals”. Cada tema explora resultados y se implica el uno al otro, parecen diagnósticos de la música electrónica histórica, hay una sensación de hipótesis. “Imperial”, por ejemplo, es una pieza como dibujo técnico, un modelador de espirales sónicas, un graficador que expresa cómo el orden se transforma en aleatoriedad y viceversa. “Quique” es un disco elemental para comprender justamente cómo la música electrónica abandona, por así decirlo, el paradigma mecanicista y comprende su tiempo estético de otra manera: ¿como parte del nuevo “paradigma” autopoietico?
Leave a Reply